Miramos nuestro reflejo en un espejo para comprobar, entre otras cosas, lo guapos que estamos, si nos queda bien una prenda en concreto, etc.
Pero más allá de esta función evidente, con el uso de un espejo podemos ganar luminosidad, amplitud y profundidad en una estancia. Colocándolo en el lugar idóneo, lograremos espacios más amplios y aumentaremos la luz existente.